La biología tras «Buscando a Nemo»

Parte del interés que tiene mucha gente por el mundo natural vino de documentales como «El Hombre y la Tierra» o versiones más modernas. Sin embargo, también tienen mucho poder las películas de animación, permitiendo generar empatía hacia ciertos animales que de otra forma sería imposible. Pero…¿Está bien retratada la naturaleza en estas películas? Vamos a verlo con uno de los clásico de Pixar:

Para quien no lo sepa, la historia gira en torno a Nemo, un pez payaso perdido (Amphiprion ocellaris) que es buscado por su padre Marlin, descubriendo durante a peculiares habitantes del océano. La película empieza mostrándonos la pacífica vida de los peces payasos, que viven, como es natural, en una anémona. Y es que esta especie vive en simbiosis con las anémonas: Estas le proporcionan refugio, pues a pesar de que la anémona produce picaduras, el pez payaso posee una capa de grueso moco que impide que le afecte. Además, el pez payaso elimina parásitos de la anémona y el aleteo remueve el agua, cosa que también beneficia a la anémona. Poseen una relación de mutualismo, pues ambos se ven beneficiados, pero ninguno es dependiente metabólicamente del otro. Esto está representado de lujo en la película.

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A la izquierda, fotografía de JAMESD. A la derecha, captura de «Buscando a Nemo» (Pixar)

Tras la puesta de más de 400 huevos por Coral, la madre de Nemo, la familia es atacada por una barracuda (Sphyraena spp.), dando a entender que en el ataque muere Coral y se pierden para siempre 399 huevos, quedando únicamente Nemo. El huevo sufre un traumatismo, y es el motivo por el que Nemo tendrá una aleta atrofiada o «aleta de la suerte».

Hasta aquí todo normal, el problema es que en realidad, los peces payasos son hermafroditas facultativos. El individuo más grande es siempre una hembra (Coral en la película es más pequeña que Marlin), mientras que el resto son machos. Si muere la hembra, el macho más grande del grupo cambia su sexo a hembra, y el siguiente macho se convierte en el macho reproductor. En la película, Marlin debería sufrir un cambio de sexo tras la muerte de Coral. Puede que Pixar desconociera este detalle o pueden que pensaran que era un giro de guión demasiado transgresor, pero desde luego, hubiera sido interesante verlo en pantalla.

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A la izquierda, fotografía del usuario Nebulosa (Reefs.org). A la derecha, captura de «Buscando a Nemo»

Posteriormente, la película nos lleva directamente al comienzo de la escolarización de Nemo, dejándonos ver que la ausencia de Coral se ha traducido en que Marlin es un padre sobreprotector. Es entonces cuando Nemo conoce al maestro Raya, una raya águila (Aetobatus narinari) que hace de transporte y profesor a la vez. También llegarán otros padres a traer a sus hijos, entre ellos un pez que trae a su progenie en la boca, lo cual ocurre en varias especies en el mundo real.

Es en esta excursión donde Nemo es «raptado» por un buzo, y llevado a su clínica dental en Sidney. A partir de aquí, Marlin deberá embarcarse en la aventura de buscar a su hijo junto a Dory, un pez cirujano regal (Paracanthurus hepatuscon serios problemas de memoria (haciendo referencia al mito de que los peces tienen una memoria de segundos, cuando en realidad muchos de ellos guardan recuerdos a largo plazo durante meses).

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A la izquierda, fotografía de J. de Lange. A la derecha, captura de la película

Durante su epopeya, conoceran a otras especies del océano, entre ellos un grupo de tiburones que han creado un grupo de «carnívoros anónimos» que se reúne en un antiguo submarino. Chum, Ancla y Bruce, que son respectivamente un marrajo, un tiburón martillo y un tiburón blanco. Se los reconoce bastante bien, y se muestran con detalle las múltiples filas de dientes que poseen los escualos. Durante la reunión, Dory sangra, y esto vuelve loco a Bruce. Los tiburones detectan la sangre en el agua a grandes distancias, pero muchas veces se ha confundido el frenesí alimentario con una «locura» por la presencia de sangre, cuando en realidad esto ocurre en especies como los tiburones, debido a la presencia de muchas presas, como por ejemplo, en un gran banco de peces, independientemente de la presencia o no de sangre.

Posteriormente, nuestros protagonistas deberán recuperar unas gafas de buzo con la dirección donde se encuentra Nemo, que han caído en una fosa abisal. En sus profundidades se encuentran con una maravillosa luz, que resulta ser el señuelo de un rape abisalque ilumina su antena mediante bacterias bioluminiscentes, y que al igual que en la película, viven a kilómetros de profundidad. De hecho hace poco se hizo una de las primeras grabaciones de esta especie.

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A la izquierda, fotografía de rape abisal (autor desconocido). A la derecha, captura de la película

Nemo conoce a sus compañeros de pecera, liderados por Gill, un ídolo moro (Zanclus cornutus) doblado por Willem Dafoe (en este post de Biogeocarlos tenéis identificadas todas las especies), mientras Marlin y Dory son guiados a un mar de medusas. En esta escena se hace referencia a la «inmunidad» del pez payaso, pues Marlin dice que está acostumbrado a las picaduras gracias a su vivienda, pero que sí que le ha picado la medusa. Y es que de hecho, el moco del pez payaso no lo inmuniza a las medusas!

Es entonces cuando Dory y Marlin se unen a la corriente de Australia Oriental, una corriente oceánica que en la película parece casi una autopista. Tiene bastante sentido, ya que cada verano son miles los peces que van desde la gran barrera de coral hasta los puertos de Sidney, como en la película, arrastrados por esta corriente. En esta corriente es donde conocen a Crush, una tortuga verde muy hippie, que se encuentra de migración con sus compañeras.

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A la izquierda, cría de tortuga verde (autor desconocido). A la derecha, cartel promocional de la película.

Las migraciones de las tortugas verdes van desde sus lugares de alimentación a las playas donde nacieron, recorriendo distancias de hasta 2.600 km. También se hace referencia al nacimiento en solitario de las pequeñas tortugas, que deben llegar al mar, lo cual para Marlin, un padre tan sobreprotector, es bastante temerario; sin embargo, aunque en la película se reúnen felizmente con sus padres en el mar, en la realidad las nuevas tortugas deberán emprender su aventura sin ellos. Las tortugas marinas están en general en seria amenaza, debido a la caza furtiva, la invasión de sus zonas de puesta, el comercio de sus huevos, los residuos y el cambio global (Os dejo un post de All you need is biology sobre el tema).

Nemo, Gill y el resto de los miembros de la pecera se encuentran en pleno plan de escape para evitar que Nemo sea asesinado por Darla, la sobrina del dentista, una niña que parece no entender la responsabilidad que debe ir de la mano con la adquisición de una mascota exótica. Mientras, Marlin y su loca compañera conversan en «balleno» con una ballena para luego ser engullidos (Que por cierto, con quien Dory no podría hablar balleno es con nuestra vieja amiga 52 Hz). Dentro de su boca se ilustran muy bien las barbas, esas formaciones córneas que permiten a los misticetos alimentarse (los cetáceos pueden ser dentados o barbados, estos últimos son los misticetos). Finalmente, la ballena les libera por el espiráculo, que no deja de ser la «fosa nasal» de las ballenas.

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A la derecha, fotografía de David Doubilet. A la izquierda, captura de la película

Tras una «competición» entre pelícanos y gaviotas, y el típico «ohhhh, el tipo al que debía salvar ha muerto», Nemo y su padre se reencuentran al fin, mientras que Gill consigue finalmente llevar a cabo su plan de fuga con el resto de la pecera. El broche final es una lección de Nemo a su padre, para que sepa que ya es independiente, ayuda a liberar a un banco de peces pescados por arrastre. La pesca por arrastre es la pesca menos selectiva y la más dañina, pues se basa en capturar todo lo que se interpone en el paso de la red, destruyendo los fondos marinos, haciendo capturas accidentales (como la propia Dory, que es capturada en la escena)…Tras esta última aventura, Nemo puede al fin retornar a su anémona, con un Marlin menos sobreprotector que sabe que su hijo a sobrevivido a una epopeya sin límites.

La película parece intentar trasladar un mensaje educativo: No está bien sacar a un animal de la naturaleza para ser la mascota de nadie (y menos de Darla, una auténtica «mata-peces»). Sin embargo, ese no fue el mensaje que pareció trasladar la película: Todo el mundo quería un Nemo, y la demanda de A. ocellaris se disparó, lo cual ha producido un descenso de sus poblaciones salvajes,  si bien no está clasificada como amenazada. En la fauna marina, es bastante más fácil capturar especies silvestres para mantener en cautividad, tanto en acuarios particulares como visitables; aunque por suerte, el pez payaso se cría bien en cautividad, ergo la venta de animales criados en cautividad evita que se sigan extrayendo de su medio natural.

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Concept Art del artista Ralph Eggleston

Sin embargo, esta y otras especies están amenazadas indirectamente por las múltiples amenazas a las que se enfrenta el océano, así que la batalla no está ganada. Y al final es de lo que nos habla esta película. Nos recuerda la belleza del océano; de sus corrientes, de sus bosques de medusas y montañas de corales, de sus miles de especies y rincones por descubrir. Por algo apenas hemos explorado el 5% de sus profundidades. Y eso que conforma 3/4 partes de nuestro planeta. Como en otras ocasiones, os animo a compartir el post y a seguir el blog en el facebook y twitter de Nasua. Os dejo con un vídeo de Conservation International que da que pensar:

 


“Soy la fuente; de mí salieron. ¿Humanos?. No son diferentes. No les debo nada. Yo doy. Ellos toman. Pero yo siempre puedo tomarlo de vuelta…Es la manera en que siempre ha sido. De todas maneras, no es su planeta. Nunca lo ha sido. Nunca lo será. Pero humanos. Ellos siempre toman más de lo que les corresponde. Ellos me envenenan y luego esperan que los alimente…Bueno; las cosas no funcionan de esa manera. Si los humanos quieren existir en la naturaleza conmigo; y vivir de mí…Sugiero que escuchen con atención. Solo voy a decirlo una vez. Si la naturaleza no se mantiene saludable, los humanos no sobrevivirán. Tan simple como eso. ¿A mí? Me da igual, con o sin humanos. Yo soy el Océano. Una vez cubrí este planeta entero. Y siempre puedo cubrirlo nuevamente. Es todo lo que tengo que decir…”

El Océano

7 respuestas a “La biología tras «Buscando a Nemo»

  1. Naír marzo 25, 2016 / 4:22 pm

    Me ha encantado la entrada, soy una inculta total en temas de biología, pero habría sido lo más lo del cambio de género de Marlin

    Le gusta a 1 persona

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