Los elefantes aparecen retratados en múltiples películas y series como gigantescas criaturas torpes, que en contraste con su tamaño están asustados de pequeños roedores. Sin duda queda efectista y gracioso en la gran pantalla, pero parece que hay poco de verdad en este supuesto miedo a los ratones.
Lo cierto es que ya en la antigua Grecia existen fábulas de ratones que entran por la trompa del elefante y le vuelven loco. Incluso el médico irlandés Allen Moulin buscó justificación anatómica a tal teoría, causa de la famosa fobia de los paquidermos; en Dumbo y otras películas animadas también explotan esta irónica relación. Sin embargo, un elefante poco tiene que temer a un roedor, como os podéis imaginar, salvo su aparición (o la de cualquier otro animal rápido y de movimientos bruscos) correteando entre sus enormes piernas, y de hecho este mito ha sido descartado por varios expertos en estos gigantes africanos. Aunque no lo he puesto en el título, claramente esto es un #CazadoresDeMitos.
Lo cierto es que la realidad supera a la ficción, y existen unos animales muy pequeños que sí despiertan temor en los elefantes: Las abejas. Y es que las abejas africanas son más agresivas que las europeas y de picaduras más dolorosas, algo que puede llegar a ser muy dañino para los elefantes, especialmente cuando las picaduras caen sobre su sensible trompa o sus finas orejas, zonas muy sensibles en contrastes con el resto de su gruesa piel.
La alarma que suscita la cercanía de estos insectos hace que los elefantes, al menos en el este de África, tengan un sonido específico para informar al resto de compañeros de la presencia del enjambre. El lenguaje de los elefantes es muy rico, sin embargo, es una de las llamadas más específicas que se han encontrado, un hallazgo muy importante pues es uno de los primeros sonidos en adquirir una traducción clara «elefante-lenguaje humano».
Las primeras observaciones etológicas que evidenciaron esto fueron las de la ONG «Save the Elephants», que mostraron en 2002 como los elefantes esquivaban las acacias con abejas. Comportamientos similares se han visto relacionados con especies de hormigas africanas, sin embargo, ello no ha tenido las increíbles aplicaciones que luego veremos. Esta fobia a las abejas fue confirmada por una zoóloga, Lucy King, que grabó el sonido de estos enjambres y lo reprodujo cerca de varios grupos de elefantes, obteniendo la siguiente respuesta:
Pero…¿Tiene esto alguna aplicación? ¿Tendrá que corregir Tim Burton la fobia de Dumbo en el futuro remake de la película? Lo cierto es que esta fobia podría ayudar a conservar a los paquidermos africanos.
Para comenzar, debemos decir que los elefantes, ahí donde los veis, son uno de los animales «más destructivos» con los cultivos humanos. La expansión poblacional ha hecho que elefantes y humanos deban convivir, o más concretamente, agricultores y elefantes. Las plantaciones, único recurso de muchas poblaciones rurales, son un manjar para estos animales.
Relaciones similares ocurren en nuestro país, siendo bastante normal ver hozaduras de jabalí en huertos saqueados. Mismamente, nuestra relación con el lobo ibérico también es muy similar. ¿Cuál es la opción? ¿Controles letales? Poco recomendables éticamente (e incluso científicamente), más en una especie tan en peligro de extinción. ¿Qué la gente se las apañe? Esa es la idea que tienen algunos con el lobo en España, y es la que está llevando indirectamente a que se muestren decapitados en carreteras asturianas. Las poblaciones rurales, en directo contacto con la fauna silvestre, deben ser los conservadores últimos de estos animales, y por ello, se debe apoyar esta convivencia.
Las medidas de protección apoyadas por gobiernos y ONGs son sin duda la medida más razonable, que puede satisfacer tanto a agricultores como conservacionistas. Con herbívoros pequeños es más fácil, incluso con depredadores del ganado…pero…¿Cómo detener al mamífero terrestre más grande sobre la faz de la Tierra?
¿Veis por donde voy? Fue la propia Lucy King y esta ONG quien comenzó en 2007 un proyecto en Kenia, creando «Cercados de colmenas», con una colmena cada 10 metros: Si un elefante intentaba llegar a los cultivos, tocaba la barrera y las abejas eran liberadas. Durante los años siguientes, se demostró que este método podía reducir los saqueos, especialmente si es combinado con otros métodos como el uso de perros guardianes.
El proyecto ha continuado expandiéndose, apostando no solo por utilizar las abejas como método de protección, sino como fuente de recursos: La calidad de la miel ha ido también mejorando junto a la eficacia de las barreras.
La propia ONG recoge la miel y la prepara para ser vendida como un producto sostenible y de comercio justo. La idea es que la miel producto de estas barreras pueda ser vendida por servicios turísticos de varios países africanos, como los hoteles y organizadores de safaris.
La idea se ha expandido por África en 9 países: A la pionera Kenia se unieron Botswana, Mozambique, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Chad, Gabón y Malawi. El proyecto ha comenzado a tomar forma en Asia, donde agricultores de Sri Lanka, India y Tailandia ya cuentan con barreras similares. Su implementación en Asia requirió de nuevos estudios, pues por ejemplo Sri Lanka posee tres especies de abeja con diferentes características comportamentales. En India y Malasia se ha comenzado a usar dando eficacias superiores al 70%.
La idea demuestra así ser aplicable a diferentes especies de elefante, abeja e incluso distintos hábitats, pues no olvidemos que en África podemos encontrar elefantes en extensas sabanas y frondosos bosques, y los agricultores ligados a todas estas variables se pueden beneficiar del proyecto, incluso aunque no esté implementado por la ONG en su país gracias a los manuales gratuitos para realizar estas barreras. Os dejo el vídeo oficial del proyecto, en el cual Disney Conservation Fund y la Universidad de Oxford también participan, además de la web, donde podéis colaborar:
Bibliografía empleada:
- Elephants Have an Alarm Call for Bees – Science
- Bee Buzz Scares off African Elephants – NatGeo
- Web del proyecto «Abejas y Elefantes